-Casi te paso por encima con el auto.
¿Lo sabes, no? –me reclamó, y su ceño se profundizó dándole un aire gélido,
escalofriante. La poca luz de la avenida hacia que, debido a sus largas
pestañas, oscuras sombras se formaran bajo sus ojos. Sus ojos… sus seductores
ojos color avellana me miraban descaradamente inspeccionándome de arriba abajo.
Se me pusieron los pelos de punta.
¿Qué será lo
atractivo de este hombre, en realidad? ¿Los ojos o su mirada?
-(Tu nombre), ¿estás bien? -esas
palabras se repetían con un eco constante en mi cabeza, siendo alargadas
cómicamente.
¿Debería responderle con la verdad, o la mentira?... ¿Estoy bien? Aparentemente, ni yo misma sabia describir mi estado de ánimo.
-Eeestooy
peeedfedtammeenteee. –pestañee, dándome cuenta de la payasada que acababa de
decir. Con mucha razón, me largue a reír frente a Kaulitz, tomándome el
estomago con las manos para no caerme y perder batalla contra las luces de
colores fluorescentes y opacos que se empezaban a arremolinar a mí alrededor.
¡Que me metieran un tiro, joder! ¡Aparte de colocada, esquizofrénica! -¡Pfffffff,
jajajajaja! ¡Paaadeezzco uunnn aaalíííen! –y me volví a partir de risa
apoyándome esta vez del capó del auto que yacía frente a mi gracias a que casi me
mandaba al otro mundo- ¿Dooouundee eshhta mii ooovvni? ¡Quuiiiiiiero voooolaaar
en mi ooovvvnnniiii!
-Eeeesstaass coooolooocaadaa. –dijo.
Pero, ¿por qué hablaba tan gracioso? ¡La hostia, que Kaulitz también era un alíen! ¡Qué fuerte! Ah…, no. La alienígena
era yo. ¡Flípalo! -¡Hiiiiiijoooo deee puuuuuta, quuuueee tuuuú eeesstaaass
cooolocaaada!
Luego de haber pegado el grito al
cielo, se dirigió hacia mí con paso firme y me tomo la cara entre las manos,
fijando mi mirada en la suya. El mundo dio vueltas en cuanto hice el pequeño
movimiento de alzar la cabeza para mirarlo a la cara y la masa de colores danzantes
se movió al son de mis ojos. El me miraba fijamente, transmitiendo pequeñas
ondas eléctricas bajo el toque de sus dedos en mi piel. Sin previo aviso, sentí
como me alzaba y me tomaba en brazos. Los colores que ya empezaban a atosigarme
me siguieron desde muy cerca y hundí mi cara en el cuello de Kaulitz por puro
temor a que terminaran respondiendo a mis insultos.
-Iiiiiiireeeemoooos a miiiii
caaaaaaaasa, ¿oooookeeeeyyy? –dijo mientras me metía en el interior del
vehículo y me ajustaba al puesto de copiloto con el cinturón que me cruzaba el
cuerpo de derecha a izquierda. Asentí lentamente mientras me agarraba
fuertemente a la puerta del auto luego de que Thomas la cerrara. Lo seguí con
la mirada y pude contemplar como rodeaba el auto y luego ingresaba en él con un
movimiento de elegancia natural.
Luego de encender el auto, pude sentir
la alta velocidad de este cuando, al arrancar, me pegó contra el asiento
haciéndome incrustar las uñas en la manija de la puerta.
Sentía que de un momento a otro saldría
volando por el vidrio parabrisas, así que solo me quedó aferrarme a lo que
tenía al alcance como un gato asustado.
-¿Se puede saber qué has ingerido para
acabar en el estado en qué te encuentras? –me pregunta con voz ronca, y me doy
cuenta de que ya no suena como un robot, alienígena o si acaso un humanoide.
¿Seguiré yo transformada en un alíen?
-Tu voz ya se escucha normal –digo, y
me sorprendo a mi misma hablando como comúnmente suelo hacerlo. Incluso, me
oigo tranquila y relajada, y eso es raro en una persona colocada.
-Siempre se ha escuchado normal. La
tuya es la que se oía robotizada y como la de un “alíen”- dijo, haciendo énfasis en esta última.
-¡Pero sí soy un alíen!
-No, no lo eres. Eres una persona común
y corriente: estudias en una universidad, te gusta tirar fotografías… -lo
interrumpí-
-¿Y cómo sabes tú que soy una persona
común si ni siquiera me conoces? No tienes el derecho de decirlo.
-Claro que te conozco: te llamas (Tu
nombre) Novacek, tienes diecisiete años, vas a la UCLA…
-¿Y qué mierda se supone que es la
UCLA? –pregunto, frunciendo el ceño en mi desconcierto total.
-Olvídalo –dice-. Solo a mí se me
ocurre tratar de razonar con una persona colocada.
-frunzo mas el ceño y mi orgullo sale a
la luz- No estoy colocada.
-Sí, si lo estas.
-No, no lo estoy.
-Oh, sí que lo estas.
-¡Que no lo estoy, joder!
-No, no lo estas.
-¡Si lo estoy!
-Si tu lo dices… -dice el con una
mortificante naturalidad y una sonrisa cruzándole el rostro. ¡El muy puto me
había hecho admitir lo obvio con un puñetero juego de palabras! ¡Maldita sea! ¿Dónde estaba mi orgullo en este momento? ¿Será que lo vomite junto con mi
desayuno? La idea me hace arrugar la nariz y agarrar más fuerte la manija.
Kaulitz vive en la última planta de un
edificio (¡GRAN! Edificio) de cuarenta y seis pisos. Su apartamento es grande,
y hasta los momentos solo he visto el vestíbulo (Porque es por donde hemos
entrado) Y la sala (Porque es donde me encuentro) Cuando entras por el
impecable e inmaculadamente blanco pasillo del vestíbulo, de frente te
encuentras un espacioso salón rectangular con la pared frente a tus ojos
completamente de vidrio (No un ventanal, ¡una pared!) Las paredes de este salón
varían en colores de la Escala de Grises; las paredes a los lados del la pared
de cristal son de un gris oscuro, mientras la que está frente a este es de un
gris mas pálido. El piso es de un impecable mármol blanco púlido, tan blanco y
limpio que puedo ver mi reflejo claramente en él. La sala está escasamente amueblada,
pero lo suficiente como para saber que quien sea que vive ahí, es el poseedor
de mucho dinero; a la derecha del salón se encuentra un moderno juego de
muebles geométricamente cuadrados, que al igual que las pared varían en colores
de la Escala de Grises pero de tonos más oscuros, y frente a ellos colocado en
la pared se encuentra un gigante televisor de plasma, al cual le calculo -como
mínimo- unas setenta y nueve pulgadas. En cambio, a la izquierda del salón se
encuentra simplemente un brilloso piano solitario de color negro en una esquina
frente a la pared de vidrio. Mientras, en el centro de todo el salón se encuentra
una gran mesa de caoba oscura, hermosamente decorada con enredaderas plateadas
que suben desde las patas hasta el centro de ella, donde yace un gran florero
rectangular transparente sin ningún tipo de flor en él. Los demás son cuadros,
candelabros y cosas sin importancia.
-¿Puedes dejar de hacer eso? –me
espeta, y yo lo miro distraídamente desde uno de los sillones. Se ve tan alto
desde aquí...
-¿Qué cosa?
-hace ademanes con las manos indicando
mi piernas y brazos, mientras aprieta los labios en una dura línea- Eso.
Moverte tanto.
-Es que estoy aburrida. –digo, y me
sorprendo a mi misma con mis palabras. Uso de la Razón, ¿dónde estás ahora que
te necesito?
-El suspira y pasa una mano por las
espesas rastas negras agarradas en su cabeza- Deja y te traigo agua. Estás en
tu casa –y eso es lo último que dice antes de desaparecer por una puerta doble
de cristal transparente a un lado de la entrada del vestíbulo, donde,
aparentemente, queda la cocina.
No, Kaulitz. No
estoy en mi casa.
Y ese simple pensamiento me deprime.
Decidida a admirar a través de la pared
de vidrio la gloriosa vista de L.A en la noche, a eso de las…, de las…, ¿qué hora será? Me levanto del sofá de
un salto e inmediatamente vuelvo a caer de culo en él. Hijo de puta, no me
puedo ni mantener de pie. Capaz y muero de acaloramiento esta noche. Me vuelvo
a levantar y hago el intento de mantenerme de pie durante más tiempo
agarrándome del brazo del sofá. De allí, me lanzo a la pared, de donde me
sostengo y, tratando de que los pies no se me enreden, empiezo a caminar pegada
de la pared hacia la gran y extensa pared de cristal.
-No te recomendaría que te asomaras por
ahí en ése estado. –y, como la primera vez, me sobresalte. A excepción de
que esta vez me fui de boca dándome de bruces contra el suelo.
-¡Ahhh! ¡El piso me ha pegado!
-No te ha pegado nada. En cambio tú si
le pegaste…, al piso.
-¡Ayúdame antes que el piso me pegue de
nuevo, gilipollas!
-¡Que no te pega nada, coño! Venga,
arriba.
Sentí una de sus gruesas rastas
haciéndome cosquillas en la nuca cuando él se agacho y me levanto del piso
cruzándome un brazo por la cintura.
Y, otra vez, aterricé de culo en el
sillón.
-Thomas me tiende el vaso con agua a la
vez que frunce el ceño, con mirada fría e indescifrable- ¿Sufres algún tipo de
Trastorno Alimenticio?
Y, si no me había ahogado con el
tremendo trago de agua que me metí apenas me tendió el vaso, lo estaba haciendo
ahora con esa pregunta.
-Serás imbécil, ¡por supuesto que no!
-Estás muy delgada.
Oh, eso lo sabía perfectamente. Mi
alimentación nunca había sido muy buena, por lo que ahora ya grande, habían
incluso veces en las que se me pasaba el comer. Cuando estaba en el instituto,
por los pasillos solían correr rumores de que era anoréxica…, también de que era
bulímica. Hubo un tiempo en el que me tacharon de perra e inclusive llego
a haber rumores sobre que me prostituía. Claro, una virgen que se prostituye.
Que irónico.
-… Hay veces en las que se me olvida
comer. –dije mientras, ansiosa, empezaba
a mover otra vez las piernas de adelante hacia atrás y de un lado a
otro.
-su ceño se profundizo aun más- A nadie
se le olvida comer.
-Púes, yo no soy Nadie. Así que a mí
sí.
A través del gran ventanal a la altura
en la que nos encontrábamos, se podía ver claramente como la neblina se iba
apoderando del cielo, dándole a este un aspecto grisáceo, aclarando opacamente
su azul oscuro.
Por su parte, la tensión también se fue
apoderando del ambiente lentamente, hasta hacerse notar tan cortante como el
filo de un cuchillo. Cortaba el aire hasta hacerme asfixiar.
Kaulitz, sin dar a notar su
incomodidad, se sentó en uno de los sillones a la vez que tomaba el mando del
televisor y se disponía a ver las noticias, haciéndome desaparecer por completo
de su mundo perfecto. Si sentía mi mirada en él, era muy buen actor, porque no
lo parecía.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~Continuará~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
¡Hola, señoritas! Mucho tiempo sin vernos, ¿eh?
Hace un rato que no me pasaba por aquí ("Un rato" Je, fueron ¿qué? ¿tres meses? ¿cuatro?) En fin, permítanme aclararles el porqué de mi larga ausencia:
He agarrado estos meses para escribir unos cuantos capítulos y, bueno, intentar no atrasarme en los estudios. (Oh, sí, soy una completa nerd xD) Sinceramente, no podía seguir así; un día un capítulo y a los dos meses el otro. Por lo que me he desconectado durante un tiempo para hacerme más amiga de la escritura.
También tengo unos nuevos proyectos, pero quiero esperar avanzar un poco más en ésta historia para empezar las otras. A la vez que quiero planificar bien el diseño. Pero, créanme, estos proyectos les van a encantar.
Bueno, bueno, ya basta de tanto parloteo. Espero que hayan disfrutado de éste capítulo que, como verán, se divide en dos partes y, bueno, de lo contrario, díganme en los comentarios, ¿sí?
PD: "Tal vez nos volvamos a ver entre semana;)"
¡Au revoir, hermosas! ¡Cuidense y compartan la fic! ¡Nos leemos! ^u^/
Que lindo Tom se preocupo pir ella..
ResponderEliminarQue casota has describidoo . Me la imagine :D
Sii Nuri tanto tiempo sin saber de tii.. Lo bueno es que no has dejado la fic ;)
Espero subas prontoo..
Cuídatee!!
Quee pasooo?? Hace años luz que no subes!!
ResponderEliminarPorfaa no la dejes.. Siguelaaa prontooo :)
Yo aqui estare esperandoo *.*
Nuri gracias por responderme y te he mandado un mensaje espero te halla llegado. Nos estamos leyendo :D
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