-Bien, jóvenes, ya pueden guardar sus cámaras y retirarse. Espero y vengan
preparados para el examen de la próxima semana.
Antes de guardar mi libreta de apuntes, le dirigí una última mirada a Srta.
Operada, la cual ya se encontraba en un juego de miradas y movimientos
calientes con Josh Lerman; el típico capitán sexy del equipo de fútbol
americano. Lo habían atrasado un año estando en secundaria, por lo cual a sus
dieciocho años se encontraba en su primer año universitario.
-¡(Tu nombre)! –Hadley ya se encontraba gritando desde el umbral de la
puerta, al igual que a como lo hacía desde hace tres semanas atrás.
Me guinde el bolso al hombro e iba a salir por la puerta cuando me
detuvieron por el brazo. Menuda mierda, yo con hambre y Srta. Operada que
quiere entablar una conversación conmigo.
-(Tu nombre), antes de que te vayas necesito hablar algo contigo. No tomara
mucho tiempo –sonrió-
***
¿Qué, que? –grito, su boca llena de pasta y albóndigas-
-Pues, lo
que oíste.
-Espera, espera, que todavía no entiendo, me estás diciendo que vas a tirarle fotos a un tipo que ni siquiera conoces, por un año… ¡¿sin recibir nada a cambio?! ¡Esto es el colmo, (Tu nombre)!
-Puta madre,
Hadley, ¿quieres bajar la voz? –murmure-
-No veo
ningún letrero que diga que no se puede gritar –arrugo el entrecejo- y tampoco
uno que diga que no se puede estrangular a una persona por menuda estupidez.-suspire- Mira, no me van a pagar porque yo así lo quise, ¿vale? Se supone que es una actividad programada por la misma universidad. Si lo acepte, fue porque después de ese año tirándole fotografías al tipo que ni siquiera conozco –la mire- tendría un puesto de trabajo asegurado en COMPANIES KAULITZ INTERLACED –me eche hacia atrás en la cómoda silla del local de “Comida Express” como nombre.
-A mi no me
parece tan malo eso –intervino Adrianne- De igual manera, Hadley, tarde o
temprano alguna de ustedes debía empezar a buscar trabajo.
-No te metas,
Adrianne –gruño Hadley-
-Pero, ¿Por
qué te molestas?, ¿acaso porque es la verdad?
-¿En qué
momento empezaste a contradecirme, Adrianne? –Hadley la miro a la vez que
inclinaba la cabeza-
-En el
momento que te volviste tan insoportable en cuanto a estos temas.
Hadley
respiro hondo y entrecerró los ojos, con mejillas rojas y puños apretados.
-Tarde o
temprano el dinero se va a acabar, ¿no? –continuo-
-Más te vale
que cierres la maldi…
-¡Hadley!
–la mire, con ojos blancos y cara pálida-
-Pero…
¡aish!
Me levante
haciendo sonar los platos y levante a Hadley de su silla. Jalándola por un
brazo la arrastre hacia el baño de mujeres, donde tranque la puerta con seguro
estando ya dentro.
-¡¿Qué
mierda te pasa?! –me grito-
-No, ¡¿Qué
mierda te pasa a ti?! ¡Adrianne es una niña, joder!
-¡Si, pero
una niña muy temperamental!-Pero eso no justifica el hecho de que puedas insultarla, Hadley.
Hadley
suspiro, dándome la razón en cuanto a mis palabras. No tenía porque haber
insultado a Adrianne, pero era entendible que se había dejado llevar por la
tensión, y Adrianne se podría decir hacía un mal tercio en la conversación.
Metió una mano en el bolsillo de su gabardina negra y saco su caja de Luky
Stryke.
-Maldición,
tres más y se me acaba la caja –se llevo un cigarrillo a la boca, le dio fuego
y me lo tendió, dándole yo una calada inmediatamente y para luego ella
encenderse su penúltimo cigarrillo- ¿Crees que aquí vendan cigarrillos?-En todas partes venden cigarrillos; supongo que aquí también. Pero de lo que sí puedo estar segura es que no está permitido fumar en los baños –y una sonrisa dio lugar en mi rostro. Nunca le había visto problema alguno a romper reglas, era un reto, en realidad. Estando ya en último de primaria había faltado dos semanas enteras a clases, (Debido a tener la nariz rota gracias a Jerad) y aun así no me habían expulsado. Desde ese momento me había dedicado a romper cada regla del instituto, faltándome solo unas pocas para terminar siendo expulsada. Una risa floja se me escapo- ¿Recuerdas cuando la vieja Ritchell nos encontró esnifando crack en el sanitario?
-Y una risa más
estúpida que la mía se le escapo, recordando cuando teniendo nosotras los doce
años nos había pillado la vieja directora del instituto esnifándonos un crack
del bueno. La vieja casi había parado en el hospital ante tales gritos y
obscenidades que habían escapado de su boca. En menos de cuatro minutos, ya
todo el instituto se encontraba en la puerta del sanitario viendo como la vieja
nos jalaba por los cabellos, y como nosotras nos partíamos de la risa. También
pudieron ver como luego le propinaba un mordisco en la muñeca- ¿Cómo olvidarlo?
¡Si la vieja casi se muere! –rio-
Durante unos
pocos minutos más Hadley y yo estuvimos recordando las idioteces hechas en el
instituto, pero ninguna en vano. Pensar que aun así no nos habían expulsado.
Apague mi
cigarrillo contra la cerámica del lavabo y seguida de Hadley salimos de regreso
al huracán de personas acechando el local, y a la mesa donde una Adrianne
dispersa en sus pensamientos se encontraba viendo por la ventana.
***
Maldita sea,
la central de Companies Kaulitz
Interlaced era más grande de lo que había supuesto que seria. Su
arquitectura exquisita te envolvía en un ambiente de medidas y materiales,
sumamente caros. Fácilmente podría calcularle unos treinta pisos de estatura,
los cuales eran cubiertos con ventanas polarizadas. Definitivamente, el tal
Kaulitz debía de ser tan millonario como los números de infinitos.
Entre por la
puerta doble de cristal polarizado pasando por el elegante piso de mármol
negro. Maravillada; así me sentía, y eso demostraba mi expresión. Seguí
caminando por el elegante e impecable vestíbulo de mármol, acero, titanio y
piedra gris cuando logre divisar a una joven mujer castaña hablando por
teléfono sentada desde el otro lado de un mostrador de madera blanca y piedra.
Cuelga el teléfono rápidamente cuando ve que me encamino en su dirección. Oh,
chica, tranquila; no te voy a acusar con Multimillonario Kaulitz.
-(Tu nombre)
Novacek, vengo a ver al señor Kaulitz de parte de la UCLA –digo cuando ya estoy
firmemente parada en frente de ella. Su vestimenta es formal, una americana
gris con una falda del mismo. De igual manera no me arrepiento de haber venido cómodamente
vestida con mis converse, jean negro, y camiseta negra holgada con estampado de
una calavera.
-Discúlpeme
un momento, señorita Novacek –dice y luego toma el teléfono. Durante unos
segundos intercambia palabras con una tal “Jessica” mientras su mirada danza en
mi vestimenta, seguramente sin poder creer mi manera informal de presentarme en
tal lugar- Si, el señor Kaulitz tiene una sesión de fotos con usted en unos
minutos. Firme aquí, por favor. Segundo ascensor a la derecha, piso 27.
Me sonríe y
me tiende un pase de seguridad plastificado con la palabra VISITANTE impresa en
grande. Firmo y luego de un intento de sonrisa me dirijo al ascensor indicado.
Cuando ya estoy dentro me desguindo la Nikon D700 que me ha sido prestada por
la universidad temporalmente. La saco de su estuche y reviso que tenga
suficiente batería y memoria en la tarjeta. Y hasta los momentos todo marcha
perfectamente.
El ascensor
se detiene en el piso 24 donde dos hombres vestidos elegantemente lo abordan.
La próxima parada es el piso 27, donde el ascensor se detiene obedientemente.
Salgo y me encamino a otro mostrador ubicado a unos pocos pasos, donde una
pelirroja se encuentra erguida en su silla mientras teclea rápidamente en su
portátil. Levanta la mirada cuando ve que me ubico frente a ella e
inmediatamente sonríe, esa sonrisa de cortesía que nunca llega a los ojos.-(Tu nombre) Novacek, ¿me equivoco? –pregunta mientras posa las manos en el mostrador.
-No, estas
en lo correcto.
-Por favor,
sígame –dice y se levanta de su silla con un movimiento francamente elegante.
Tiene el mismo vestuario que la castaña del vestíbulo-
La sigo y
cruzamos en la esquina más próxima hacia la izquierda. Caminamos por un pasillo
el cual es iluminado por la luz del sol de la tarde, debido a que las paredes
de vidrio quedan justo al frente, ofreciendo una vista impresionante de los suburbios
de Los Ángeles a las cuatro de la tarde.
Entramos por
una gran puerta de acero y madera oscura a un inmenso salón completamente
blanco, con un ventanal del suelo al techo en la pared a la derecha al igual
que en el pasillo, ofreciendo una majestuosa vista con el sol de la tarde en
alto, iluminando todo el salón y otorgando pequeños rayos de colores pastel,
verde, azul y morado a través de los cristales. Justo en frente del ventanal
hay un sofá de cuero negro sobre una alfombra blanca con líneas negras
curveadas, mientras que la pared a la izquierda está cubierta por una Green
Screen para la proyección de imágenes y visualización de lugares y efectos, con
un equipo de filmación al frente, con lámparas especiales y demás.
Santo
infierno, estos equipos son de última generación en cuanto a fotografías y
filmación.
-Señorita
Novacek, el señor Kaulitz vendrá en un momento, mientras usted puede ir
preparando el equipo para la sesión y poniéndose a gusto –sonrío y pude notar
cierto rubor en sus mejillas- Si necesita algo no dude en avisarme. Con su
permiso.La pelirroja cuerpo-y-cara-perfecta se retiro por la gran puerta, e inmediatamente fui vencida por la curiosidad abalanzándome encima de los equipos. Si me hubieran dicho antes que en estas cuatro paredes iba a encontrar desde una Green Screen hasta una MacBook no me lo hubiera pensado tanto en cuanto a aceptar la propuesta.
Me limite a acomodar los cojines del sofá y a ajustar la Nikon.
El sol fue
pacificando sus colores al otro lado del ventanal, otorgando una vista más
tranquila de la ciudad, y vistiendo el cielo de colores pastel. Al acercarme al
ventanal, pose una mano en su cristal, queriendo acariciar el cielo, observar
la ciudad y amar el paisaje. Tome la Nikon en manos sin desguindármela
completamente y fotografié la ciudad bajo los tenues rayos del sol, para luego
solo dedicarme a observar la copia del Olimpo, que en vez de tener ángeles y
dioses, tiene demonios y ángeles caídos.
-Perfecto.
Mañana continuamos con el tema.
¡Joder! La
voz de un hombre me hizo sobresaltarme e inmediatamente voltearme. La pelirroja
de hace unos minutos volvió esta vez acompañada de un hombre, el cual no es posible
que sea el tal Kaulitz. Su porte es…sexy; el tipo tiene rastas negras agarradas
en su cabeza, ojos avellana, y…maldición, un piercing de argolla en el labio.
El sonríe maliciosamente al darse cuenta de mi estado de trance, del cual
despierto inmediatamente al fijarme en su sonrisa burlona.
-Señorita
Novacek, le presento al señor Thomas Kaulitz. Señor Kaulitz, (Tu nombre)
Novacek –la pelirroja nos presenta, con las mejillas ardiendo. Kaulitz me
tiende la mano y yo, totalmente impresionada sin darlo a notar, se la agito
lentamente.Tiene manos grandes, grandes y suaves, lo que me es impresionante.
-Un gusto,
señorita Novacek. –evito entrar a un segundo trance tratando de describir su
voz, pero me es inevitable. Podría jurar que sensualidad, malicia, masculinidad
y sexo es lo que desprende de la voz de este hombre. Mis piernas se debilitan y
mi subconsciente me mira boquiabierta, expresándome con su mirada que trate de
controlar mis emociones y no delatar mis pensamientos con la mirada. Demasiado
tarde.
-Lo mismo
digo, señor Kaulitz.El sonríe y su piercing se mueve junto a la comisura de su labio.
Doy una
rápida mirada a la pelirroja, y veo que mantiene la cabeza baja y que sus
mejillas siguen ardiendo más notablemente.
-Ya puedes
retirarte, Sandra –dice Kaulitz mirándola directamente a los ojos, y ella,
intimidada y nerviosa, se retira rápidamente por la puerta- ¿Empezamos,
señorita Novacek?
-Por
supuesto. Siéntese en el sofá, por favor –le digo y el camina hasta el sofá de
cuero negro, donde se sienta en la esquina izquierda de este y apoya su brazo
encima del espaldar- Ya le han dado el folleto de poses, ¿no?
-Sí, no te
preocupes por eso; me se muchas
posiciones.
-Bien,
empecemos.
Desguindándome
la Nikon del cuello la enciendo y ajusto el brillo y el contraste. Kaulitz se
queda en la misma posición y, agachándome, le tomo tres fotografías de un
click.
-Monta una
pierna en el sofá –opino, y él lo hace.
Tomo otras
tres.
-Ahora monta
la otra y cruza los pies.
Sigo
fotografiándolo.
Kaulitz se
sienta otra vez, y cruza las piernas masculinamente, apoya los dos brazos en el
respaldar del sofá y mira fijamente a la cámara, poniéndome nerviosa a través
de esta. ¿Qué se cree este tipo? ¿En serio me quiere poner nerviosa? ¿Acaso
cree que si logra ponerme así, lo demostrare? Vamos, tío, primero muerta antes
de doblar mi orgullo de tal manera.
Varios
minutos pasan y nosotros seguimos en nuestra sesión de pose-fotografía-pose-fotografía.
Entre mi capa de orgullo y frialdad, me cuesta admitir que Kaulitz me intimida
con su simple mirada congelada, esa mirada sin brillo, un avellana muerto.
Evito demostrar mi nerviosismo tratando de sostener firme la Nikon, que tiembla
levemente en mis manos.
Corrección:
mis manos, que tiemblan levemente mientras sostienen la Nikon.
-Bien,
aparentemente esto es todo por hoy –digo y me levanto despegando las rodillas
del piso.
-Excelente.
¿Para cuándo las fotografías? –me pregunta mientras se levanta del sillón-
-No tengo la
fecha programada. Primero debo acomodarlas, luego puede que venga a
entregárselas personalmente.
-Bien.
Solo asiento
con la cabeza y guardo la Nikon en su estuche para luego guindármela del
cuello.
-¿Qué edad
tienes? –me pregunta, tomándome totalmente desprevenida-
Por un
momento, dudo. ¿Me traerá problemas el ser menor de edad? Imposible. No me
puede traer problemas siendo esto una simple actividad universitaria. Me quiero
ir. Estoy cansada, con efectos secundarios del crack tomando posesión de mí y
me quiero ir.
-Diecisiete –respondo sin rodeos- Entre poco los dieciocho.
El solo asiente con la cabeza, con expresión pensativa e indescifrable.
-En fin, un placer haberlo cono…
Y fui interrumpida por su voz de excitantes mezclas antes de poder terminar
la frase.
-Te acompaño.
-No hace falta.
-Te acompaño.
El camina y abre la gran puerta de acero y madera, sosteniéndola abierta
para que, aparentemente, yo salga por ella. Salgo, evitando demostrar mi
desconcierto y camino rumbo al ascensor con Kaulitz al lado. Muestro indiferencia
mientras caminamos rumbo al ascensor, y ni siquiera tengo en que pensar cuando
ya estamos frente a las puertas cerradas de este.
-Ahora sí, señorita Novacek. Un placer haberla conocido –dice y sonríe
indiferente, me tiende la mano en forma de despedida y yo se la cojo con
desgana-
-Lo mismo digo, señor Kaulitz –correspondo y trato de evitar que mi voz
delate mi amargura. Fallo en el intento-
-No me ha dicho cuando será la próxima sesión.
-Creo que eso no hace falta decirlo. La instructora de la UCLA ya ha
entregado la información necesaria sobre esto a una de sus asistentes.
Aparentemente nos veremos la próxima semana –digo y no sé si tratar de sonreír,
porque lo que si se perfectamente es que será una sonrisa mas torcida y falsa
que las propias provenientes del sarcasmo.
-Entonces así será, señorita Novacek –dice en modo de despedida y percibo
un brillo en sus ojos, pero no logro descifrar que tipo de brillos es. Me
parecía un brillo perverso.
***
Su gabardina gris de diseñador aun se mueve elegantemente alejándose de mí
en mis pensamientos. Aun logro escuchar el sonido de las puertas del ascensor
al cerrarse frente a mis ojos, ofreciéndome una última mirada de su espalda
mientras el caminaba en dirección contraria a mí. Kaulitz me había dado una
impresión tan poco esperada de su apariencia, que mi shock se notaba a leguas.
Y, aparentemente, el también lo había notado.
Abro la puerta de la habitación de hotel con la lleva prendida en mi
bolsillo del pantalón, para luego simplemente caminar y caer de brazos abiertos
en la cama.
-Día duro, ¿eh? -Hadley me hablo
desde su cama, donde ella y Adrianne se encontraban jugando cartas-
-Algo así. El trasnocho me ha pegado fuerte.
-Sí, se nota.
El sentir las suaves y acolchadas sabanas de la cama a mis espaldas, era
una bendición ahora que tenía un sueño como para dormir por dos días completos.
Solo respirar y sentir. No ver, no oír, no hablar. Solo dormir por la
eternidad.
Mi ensoñación alucinada por el sueño fue interrumpida por un jodido olor a
nicotina que me llego a las narices. Una nicotina jodidamente fuerte,
proveniente de unos cuantos cigarrillos calados, sin duda.
-Hadley, ¿Cuántos cigarrillos te habéis fumado? –la única persona que
podría haber estado fumando en esta habitación, era Hadley. El olor se había
corrido un poco por la ventana abierta, pero el cuarto había quedado ambientado
por unos cuantos Luky Stryke, y solo esperaba que el olor no se esparciera por
las ventilas y llegara a recepción. Donde, al darse cuenta del consumo en la
habitación 222 del quinto piso, vendrían corriendo como caballos sueltos a
echarnos a quien sabe dónde.
-No muchos, ¿por?
-La joda, Hadley. El cuarto ha quedado pringado a un olor asquerosamente
fuerte. Pareciera que te hubierais fumado una caja completa.
-Es culpa del maldito aire acondicionado –se quejo- Después que me los fume
fue que me acorde de abrir la ventana. Y de paso no encontraba el control del
aire.
-Sí, yo fui la que tuvo que abrir la ventana –arrebatio Adrianne- Si fuera
por Hadley ya las dos nos hubiéramos muerto por asfixia y exceso de nicotina en
el organismo.
-No empieces, Adrianne. Si acaso la que se va a morir de aquí a unos
cuantos años soy yo. –dijo Hadley a la vez que barajeaba el mazo de cartas en
sus manos- Unos años más y tendré los pulmones echos mierda.
-Sí, y yo también gracias a ti. ¿Acaso no sabes que son los fumadores
pasivos? Pues te informo que son los que inhalan nasalmente el humo del…
-Bla, bla, bla –la interrumpió Hadley moviendo su mano al ritmo de los
labios de Adrianne.
-Ya dejen las bobadas las dos –me queje, queriendo dormir tranquilamente en
silencio- Si acaso, nos moriremos las tres juntas y ya. Fin del tema.
-Amargada. Vieja. Aburrida.
-Ya cállate, Hadley.
-No, porque aun no me has contado cómo te fue en la sesión.
-Me fue bien, ¿vale? Ahora déjame dormir.
-No, porque tu tampoco eres la que se tiene que parar antes que salga el
sol para ir a la universidad.
-Hadley, ya deja el drama. ¡Solo quiero dormir, joder!
-Nadie te manda a andar drogándote en bares a horas inimaginables.
Ya estaba. Hadley había logrado sobrepasar el límite de mi poca paciencia
haciendo estallar un volcán en mi cabeza. Que los anti-heroes y los Titanes se
arrodillaran ante mí, porque el demonio estaba que me llevaba en cuerpo y alma.
-¡Hadley, cierra la boca, joder! ¡¿Qué acaso ya ni drogarme puedo?! Tu
tampoco eres ninguna santa –me había levantado al tiro de la cama, aporreándome
el cuello con el peso de la Nikon que ahora guindaba en mi espalda.
-¡Si, pero al menos no ando inyectándome heroína con la primera jeringa que
me encuentre! ¡¿Acaso quieres morirte de Sida o alguna enfermedad de
transmisión sanguínea?! –grito histéricamente, levantándose de la cama ella
también-
Hadley y yo estábamos prendiendo la hoguera que llevaría al fuego el
contrato de nuestra amistad, haciéndolo cenizas. Una amistad con años de
construcción, y reforzada con barreras de hierro y cemento. ¿California hacia
esto con todos, o solo con nosotras? ¿No eran suficientes las desgracias en las
vidas de cada una? ¿Era malo, acaso, que yo solo aprovechara la buena
distribución de drogas en esta ciudad de pecadores? Solo ayudaba a que su
tiempo se viera bien distribuido, no solo como una pérdida de tiempo y
mercancía. Solo era una persona más que consumía, y eso no tenía nada de malo.
Malo era que callera en la adicción.
-¡Ya deja el drama, Hadley! ¡Si me muero será por suicidio o accidentalmente!
¡No por Sida y esas mierdas!-¡Cállense las dos, jodidas idiotas!
El montón de insultos retrocedió en mi garganta, haciéndome ahogar con
ellos. La sangre dejo de correr por mis venas durante un segundo, y durante ese
segundo sentí que perdía los pocos colores que llevaba encima. ¿Hacía falta que
entraras tu en esta pelea de trágicas idiotas, Adrianne? ¿Tenias que robarme
las fuerzas en esta batalla de orgullo, gritos e intimidación? No te vuelvas
oscura tú también, por favor. No dejes que te roben esos bellos colores que
tienes de aura. No seas como yo.
-¡Maduren, joder! ¡Van a ir a parar en el infierno por permitir que se
pierda tal amistad entre ustedes dos!
…Y empezó a llorar.
-¡¿Acaso no ven lo que están haciendo?! ¡¿Acaso no ven lo que se ESTAN
haciendo?! ¡Cuánto las ha cambiado California en tan poco tiempo! ¿Tantas malas
energías tiene este lugar, acaso? ¿Tan pocas semanas basto para que se mataran
a gritos e insultos? ¡Y después yo soy la niña, la infantil! ¡Que les den!
Y, seguidamente, corrió. Corrió y se encerró en el baño, trancando la
puerta fuertemente. Hadley inmediatamente despertó de su enmudecimiento y corrió
al baño, rogándole desde la puerta que nos perdonara, que estábamos siendo unas
infantiles. ¿Yo? Yo me fui. Corrí a la puerta y escape, por segunda vez. Baje
corriendo las escaleras y horrorizada salí de esa habitación, de ese hotel,
para enseguida darme cuenta de que el sol de la tarde había desaparecido dando
paso a la luna, confidente de las noches de pasión, tragedia, de los abusos y
de los secretos que la noche guarda.
Ya podía correr a drogarme como alma que se lleva el Diablo. Porque sentía que
ya me estaba jalando por los pies.
***
Inclino la cabeza mientras me aprieto el estomago, para luego sentir el
asqueroso vomito salir de mi boca. Vomito, sangre, licor, heroína y crack es de
lo único que estoy hecha en este momento. Mi cabeza pulsa y no distingo las
formas en mi camino. Estoy borracha y colocada, expuesta a los peligros de las
afueras y no pienso defenderme si algo atenta en mi contra.
El vomito siguió fluyendo como agua de mi boca, cayendo en el piso como una
mezcla de colores entremezclados e indistinguibles. Desde acá arriba puedo ver
claramente los restos de mi desayuno y sangre. Lo próximo que siento fluir es
definitivamente alcohol, puro alcohol del malo y barato. ¿Sera posible vomitar
ese polvito blanco llamado crack?
Cuando el vomito ya hubo parado, dejándome como una pluma en el aire, seguí
caminando sin rumbo fijo alejándome cada vez mas de ese bar de mala muerte en
el que había caído.
Una fuerte brisa se dio lugar y me abrace a mi misma temiendo irme con el
viento. Cabe decir que no recordaba la última vez que había estado tan colocada,
al igual que tampoco recordaba que fuera tan genial; poder tener el suficiente
valor para mandar todo a la mierda sin importancia alguna, sentirte una pluma, poder
decir incoherencias como lo más normal, pero lo mejor de todo: sentir que no
existes.
Sentir que no existes y que no le importas a nadie. Sentir que no eres
nadie. Pasar al lado de las personas como una simple ráfaga de viento. Sentir
que todo se puede derrumbar a tu alrededor, pero que no lo necesitas. Una ráfaga
de aire no necesita nada para poder vivir.
¡Piiiiiiiiihhh…!
Un ruido ensordecedor se escucho y trate de buscar con la mirada de donde provenía.
En cuanto note aquella luz dándome de golpe en la cara, cegándome momentáneamente,
lo comprendí.
Estaba en mitad de la carretera y algo estaba a punto de echarse encima de mí.Cerré los ojos con fuerza y solo me quedo quedarme quieta, esperando el impacto. Ni siquiera me dio tiempo de ponerme a temblar cuando aquello que iba directo a mi produjo un sonido extraño, mas ensordecedor que el primero. El ruido de unas ruedas intentado frenar a tiempo…y lo consiguieron.
-¡¿Qué mierda te pasa?!
Abrí los ojos de golpe e inmediatamente mi primer acto fue mirar a los
lados, tratando de ver si me encontraba en el cielo o el infierno. Tal vez este
lugar fuera el purgatorio, porque era muy parecido a la calle de California en
la que había muerto.
-¡¿Estas ciega o acaso no sabes que por las carreteras pasan carros?! ¿Eh?
Probablemente aun no había muerto, y seguía en las calles de California, no
en el cielo, el infierno o el purgatorio.
-… ¿Novacek?
Y ahí fue cuando aterrice de culo en la realidad. No estaba muerta, seguía viva.
Y esa voz que me había sacado de mi ensoñación me era muy familiar.
-¿Kaulitz?
~~~~~~~~~~~~~~~~~~Continuara~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
¡Hola queridas lectoras! ¡Al fin las puedo dejar en suspenso con un capitulo! x'3 Me plazco de informarles que a partir de este capitulo la historia arranca, pasando por muchos temas cuales no nombrare:3
En fin, espero y este capitulo les sea de su agrado, ya que, como pueden ver, esta a sido la primera aparicion de Tom (Antes conocido como el "Empresario Anonimo") En la historia.
Y, Jennifer, muchas gracias linda por tu consejo, o verso, ¡como se le diga! En si, tienes toda la razon, solo espero que si es asi, Dios me quite rapido esta soga que me tienen atada al cuello.
Bueno, a las nuevas lectoras ¡Bienvenidas! Espero y esta historia les sea de su agrado:)
PD: "¡Los Twins ya tienen 24! x'3"
PD: "¡Los Twins ya tienen 24! x'3"
-Comenten mucho. Se me cuidan. Besos. ¡Au revoir! *u*7
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarHe eliminado tu comentario por equivocacion._. ¡Maldito teclado tactil! >n<
EliminarMe encantooo!! Al fin ya salio Tom :)
ResponderEliminary justo casi la atropellaaa esta buenizimaaaa ..
Nuri ya extrañabaaaa la fic..
De nada todos tus problemas dejaselos a Dios confia en el no mas..
Siguela pronto estoy ansiosa por leer mas ..
Bye cuidate
Siguelaaaa ;)
ResponderEliminar¡Jennifer, querida! Revisa tu Gmail.
Eliminar¡Muy agradecida contigo! ^w^