viernes, 6 de septiembre de 2013

Capitulo 4-. "A un paso de la muerte"


-Bien, jóvenes, ya pueden guardar sus cámaras y retirarse. Espero y vengan preparados para el examen de la próxima semana.
Antes de guardar mi libreta de apuntes, le dirigí una última mirada a Srta. Operada, la cual ya se encontraba en un juego de miradas y movimientos calientes con Josh Lerman; el típico capitán sexy del equipo de fútbol americano. Lo habían atrasado un año estando en secundaria, por lo cual a sus dieciocho años se encontraba en su primer año universitario.
-¡(Tu nombre)! –Hadley ya se encontraba gritando desde el umbral de la puerta, al igual que a como lo hacía desde hace tres semanas atrás.

Me guinde el bolso al hombro e iba a salir por la puerta cuando me detuvieron por el brazo. Menuda mierda, yo con hambre y Srta. Operada que quiere entablar una conversación conmigo.
-(Tu nombre), antes de que te vayas necesito hablar algo contigo. No tomara mucho tiempo –sonrió-

 
***
 
-
¿Qué, que? –grito, su boca llena de pasta y albóndigas-

-Pues, lo que oíste.

-Espera, espera, que todavía no entiendo, me estás diciendo que vas a tirarle fotos a un tipo que ni siquiera conoces, por un año… ¡¿sin recibir nada a cambio?! ¡Esto es el colmo, (Tu nombre)!

-Puta madre, Hadley, ¿quieres bajar la voz? –murmure-
-No veo ningún letrero que diga que no se puede gritar –arrugo el entrecejo- y tampoco uno que diga que no se puede estrangular a una persona por menuda estupidez.

-suspire- Mira, no me van a pagar porque yo así lo quise, ¿vale? Se supone que es una actividad programada por la misma universidad. Si lo acepte, fue porque después de ese año tirándole fotografías al tipo que ni siquiera conozco –la mire- tendría un puesto de trabajo asegurado en COMPANIES KAULITZ INTERLACED –me eche hacia atrás en la cómoda silla del local de “Comida Express” como nombre.

-A mi no me parece tan malo eso –intervino Adrianne- De igual manera, Hadley, tarde o temprano alguna de ustedes debía empezar a buscar trabajo.
-No te metas, Adrianne –gruño Hadley-

-Pero, ¿Por qué te molestas?, ¿acaso porque es la verdad?
-¿En qué momento empezaste a contradecirme, Adrianne? –Hadley la miro a la vez que inclinaba la cabeza-

-En el momento que te volviste tan insoportable en cuanto a estos temas.
Hadley respiro hondo y entrecerró los ojos, con mejillas rojas y puños apretados.

-Tarde o temprano el dinero se va a acabar, ¿no? –continuo-
-Más te vale que cierres la maldi…

-¡Hadley! –la mire, con ojos blancos y cara pálida-
-Pero… ¡aish!

Me levante haciendo sonar los platos y levante a Hadley de su silla. Jalándola por un brazo la arrastre hacia el baño de mujeres, donde tranque la puerta con seguro estando ya dentro.
-¡¿Qué mierda te pasa?! –me grito-

-No, ¡¿Qué mierda te pasa a ti?! ¡Adrianne es una niña, joder!
-¡Si, pero una niña muy temperamental!

-Pero eso no justifica el hecho de que puedas insultarla, Hadley.

Hadley suspiro, dándome la razón en cuanto a mis palabras. No tenía porque haber insultado a Adrianne, pero era entendible que se había dejado llevar por la tensión, y Adrianne se podría decir hacía un mal tercio en la conversación. Metió una mano en el bolsillo de su gabardina negra y saco su caja de Luky Stryke.
-Maldición, tres más y se me acaba la caja –se llevo un cigarrillo a la boca, le dio fuego y me lo tendió, dándole yo una calada inmediatamente y para luego ella encenderse su penúltimo cigarrillo- ¿Crees que aquí vendan cigarrillos?

-En todas partes venden cigarrillos; supongo que aquí también. Pero de lo que sí puedo estar segura es que no está permitido fumar en los baños –y una sonrisa dio lugar en mi rostro. Nunca le había visto problema alguno a romper reglas, era un reto, en realidad. Estando ya en último de primaria había faltado dos semanas enteras a clases, (Debido a tener la nariz rota gracias a Jerad) y aun así no me habían expulsado. Desde ese momento me había dedicado a romper cada regla del instituto, faltándome solo unas pocas para terminar siendo expulsada. Una risa floja se me escapo- ¿Recuerdas cuando la vieja Ritchell nos encontró esnifando crack en el sanitario?

-Y una risa más estúpida que la mía se le escapo, recordando cuando teniendo nosotras los doce años nos había pillado la vieja directora del instituto esnifándonos un crack del bueno. La vieja casi había parado en el hospital ante tales gritos y obscenidades que habían escapado de su boca. En menos de cuatro minutos, ya todo el instituto se encontraba en la puerta del sanitario viendo como la vieja nos jalaba por los cabellos, y como nosotras nos partíamos de la risa. También pudieron ver como luego le propinaba un mordisco en la muñeca- ¿Cómo olvidarlo? ¡Si la vieja casi se muere! –rio-
Durante unos pocos minutos más Hadley y yo estuvimos recordando las idioteces hechas en el instituto, pero ninguna en vano. Pensar que aun así no nos habían expulsado.

Apague mi cigarrillo contra la cerámica del lavabo y seguida de Hadley salimos de regreso al huracán de personas acechando el local, y a la mesa donde una Adrianne dispersa en sus pensamientos se encontraba viendo por la ventana.

***

Maldita sea, la central de Companies Kaulitz Interlaced era más grande de lo que había supuesto que seria. Su arquitectura exquisita te envolvía en un ambiente de medidas y materiales, sumamente caros. Fácilmente podría calcularle unos treinta pisos de estatura, los cuales eran cubiertos con ventanas polarizadas. Definitivamente, el tal Kaulitz debía de ser tan millonario como los números de infinitos.
Entre por la puerta doble de cristal polarizado pasando por el elegante piso de mármol negro. Maravillada; así me sentía, y eso demostraba mi expresión. Seguí caminando por el elegante e impecable vestíbulo de mármol, acero, titanio y piedra gris cuando logre divisar a una joven mujer castaña hablando por teléfono sentada desde el otro lado de un mostrador de madera blanca y piedra. Cuelga el teléfono rápidamente cuando ve que me encamino en su dirección. Oh, chica, tranquila; no te voy a acusar con Multimillonario Kaulitz.

-(Tu nombre) Novacek, vengo a ver al señor Kaulitz de parte de la UCLA –digo cuando ya estoy firmemente parada en frente de ella. Su vestimenta es formal, una americana gris con una falda del mismo. De igual manera no me arrepiento de haber venido cómodamente vestida con mis converse, jean negro, y camiseta negra holgada con estampado de una calavera.
-Discúlpeme un momento, señorita Novacek –dice y luego toma el teléfono. Durante unos segundos intercambia palabras con una tal “Jessica” mientras su mirada danza en mi vestimenta, seguramente sin poder creer mi manera informal de presentarme en tal lugar- Si, el señor Kaulitz tiene una sesión de fotos con usted en unos minutos. Firme aquí, por favor. Segundo ascensor a la derecha, piso 27.

Me sonríe y me tiende un pase de seguridad plastificado con la palabra VISITANTE impresa en grande. Firmo y luego de un intento de sonrisa me dirijo al ascensor indicado. Cuando ya estoy dentro me desguindo la Nikon D700 que me ha sido prestada por la universidad temporalmente. La saco de su estuche y reviso que tenga suficiente batería y memoria en la tarjeta. Y hasta los momentos todo marcha perfectamente.
El ascensor se detiene en el piso 24 donde dos hombres vestidos elegantemente lo abordan. La próxima parada es el piso 27, donde el ascensor se detiene obedientemente. Salgo y me encamino a otro mostrador ubicado a unos pocos pasos, donde una pelirroja se encuentra erguida en su silla mientras teclea rápidamente en su portátil. Levanta la mirada cuando ve que me ubico frente a ella e inmediatamente sonríe, esa sonrisa de cortesía que nunca llega a los ojos.

-(Tu nombre) Novacek, ¿me equivoco? –pregunta mientras posa las manos en el mostrador.

-No, estas en lo correcto.
-Por favor, sígame –dice y se levanta de su silla con un movimiento francamente elegante. Tiene el mismo vestuario que la castaña del vestíbulo-

La sigo y cruzamos en la esquina más próxima hacia la izquierda. Caminamos por un pasillo el cual es iluminado por la luz del sol de la tarde, debido a que las paredes de vidrio quedan justo al frente, ofreciendo una vista impresionante de los suburbios de Los Ángeles a las cuatro de la tarde.
Entramos por una gran puerta de acero y madera oscura a un inmenso salón completamente blanco, con un ventanal del suelo al techo en la pared a la derecha al igual que en el pasillo, ofreciendo una majestuosa vista con el sol de la tarde en alto, iluminando todo el salón y otorgando pequeños rayos de colores pastel, verde, azul y morado a través de los cristales. Justo en frente del ventanal hay un sofá de cuero negro sobre una alfombra blanca con líneas negras curveadas, mientras que la pared a la izquierda está cubierta por una Green Screen para la proyección de imágenes y visualización de lugares y efectos, con un equipo de filmación al frente, con lámparas especiales y demás.

Santo infierno, estos equipos son de última generación en cuanto a fotografías y filmación.
-Señorita Novacek, el señor Kaulitz vendrá en un momento, mientras usted puede ir preparando el equipo para la sesión y poniéndose a gusto –sonrío y pude notar cierto rubor en sus mejillas- Si necesita algo no dude en avisarme. Con su permiso.

La pelirroja cuerpo-y-cara-perfecta se retiro por la gran puerta, e inmediatamente fui vencida por la curiosidad abalanzándome encima de los equipos. Si me hubieran dicho antes que en estas cuatro paredes iba a encontrar desde una Green Screen hasta una MacBook no me lo hubiera pensado tanto en cuanto a aceptar la propuesta.

Me limite a acomodar los cojines del sofá y a ajustar la Nikon.

El sol fue pacificando sus colores al otro lado del ventanal, otorgando una vista más tranquila de la ciudad, y vistiendo el cielo de colores pastel. Al acercarme al ventanal, pose una mano en su cristal, queriendo acariciar el cielo, observar la ciudad y amar el paisaje. Tome la Nikon en manos sin desguindármela completamente y fotografié la ciudad bajo los tenues rayos del sol, para luego solo dedicarme a observar la copia del Olimpo, que en vez de tener ángeles y dioses, tiene demonios y ángeles caídos.
-Perfecto. Mañana continuamos con el tema.

¡Joder! La voz de un hombre me hizo sobresaltarme e inmediatamente voltearme. La pelirroja de hace unos minutos volvió esta vez acompañada de un hombre, el cual no es posible que sea el tal Kaulitz. Su porte es…sexy; el tipo tiene rastas negras agarradas en su cabeza, ojos avellana, y…maldición, un piercing de argolla en el labio. El sonríe maliciosamente al darse cuenta de mi estado de trance, del cual despierto inmediatamente al fijarme en su sonrisa burlona.
-Señorita Novacek, le presento al señor Thomas Kaulitz. Señor Kaulitz, (Tu nombre) Novacek –la pelirroja nos presenta, con las mejillas ardiendo. Kaulitz me tiende la mano y yo, totalmente impresionada sin darlo a notar, se la agito lentamente.

Tiene manos grandes, grandes y suaves, lo que me es impresionante.

-Un gusto, señorita Novacek. –evito entrar a un segundo trance tratando de describir su voz, pero me es inevitable. Podría jurar que sensualidad, malicia, masculinidad y sexo es lo que desprende de la voz de este hombre. Mis piernas se debilitan y mi subconsciente me mira boquiabierta, expresándome con su mirada que trate de controlar mis emociones y no delatar mis pensamientos con la mirada. Demasiado tarde.
-Lo mismo digo, señor Kaulitz.

El sonríe y su piercing se mueve junto a la comisura de su labio.

Doy una rápida mirada a la pelirroja, y veo que mantiene la cabeza baja y que sus mejillas siguen ardiendo más notablemente.
-Ya puedes retirarte, Sandra –dice Kaulitz mirándola directamente a los ojos, y ella, intimidada y nerviosa, se retira rápidamente por la puerta- ¿Empezamos, señorita Novacek?

-Por supuesto. Siéntese en el sofá, por favor –le digo y el camina hasta el sofá de cuero negro, donde se sienta en la esquina izquierda de este y apoya su brazo encima del espaldar- Ya le han dado el folleto de poses, ¿no?
-Sí, no te preocupes por eso; me se muchas posiciones.

-Bien, empecemos.
Desguindándome la Nikon del cuello la enciendo y ajusto el brillo y el contraste. Kaulitz se queda en la misma posición y, agachándome, le tomo tres fotografías de un click.

-Monta una pierna en el sofá –opino, y él lo hace.
Tomo otras tres.

-Ahora monta la otra y cruza los pies.
Sigo fotografiándolo.

Kaulitz se sienta otra vez, y cruza las piernas masculinamente, apoya los dos brazos en el respaldar del sofá y mira fijamente a la cámara, poniéndome nerviosa a través de esta. ¿Qué se cree este tipo? ¿En serio me quiere poner nerviosa? ¿Acaso cree que si logra ponerme así, lo demostrare? Vamos, tío, primero muerta antes de doblar mi orgullo de tal manera.
Varios minutos pasan y nosotros seguimos en nuestra sesión de pose-fotografía-pose-fotografía. Entre mi capa de orgullo y frialdad, me cuesta admitir que Kaulitz me intimida con su simple mirada congelada, esa mirada sin brillo, un avellana muerto. Evito demostrar mi nerviosismo tratando de sostener firme la Nikon, que tiembla levemente en mis manos.

Corrección: mis manos, que tiemblan levemente mientras sostienen la Nikon.
-Bien, aparentemente esto es todo por hoy –digo y me levanto despegando las rodillas del piso.

-Excelente. ¿Para cuándo las fotografías? –me pregunta mientras se levanta del sillón-
-No tengo la fecha programada. Primero debo acomodarlas, luego puede que venga a entregárselas personalmente.

-Bien.
Solo asiento con la cabeza y guardo la Nikon en su estuche para luego guindármela del cuello.

-¿Qué edad tienes? –me pregunta, tomándome totalmente desprevenida-
Por un momento, dudo. ¿Me traerá problemas el ser menor de edad? Imposible. No me puede traer problemas siendo esto una simple actividad universitaria. Me quiero ir. Estoy cansada, con efectos secundarios del crack tomando posesión de mí y me quiero ir.

-Diecisiete –respondo sin rodeos- Entre poco los dieciocho.
El solo asiente con la cabeza, con expresión pensativa e indescifrable.

-En fin, un placer haberlo cono…
Y fui interrumpida por su voz de excitantes mezclas antes de poder terminar la frase.

-Te acompaño.
-No hace falta.

-Te acompaño.
El camina y abre la gran puerta de acero y madera, sosteniéndola abierta para que, aparentemente, yo salga por ella. Salgo, evitando demostrar mi desconcierto y camino rumbo al ascensor con Kaulitz al lado. Muestro indiferencia mientras caminamos rumbo al ascensor, y ni siquiera tengo en que pensar cuando ya estamos frente a las puertas cerradas de este.

-Ahora sí, señorita Novacek. Un placer haberla conocido –dice y sonríe indiferente, me tiende la mano en forma de despedida y yo se la cojo con desgana-
-Lo mismo digo, señor Kaulitz –correspondo y trato de evitar que mi voz delate mi amargura. Fallo en el intento-

-No me ha dicho cuando será la próxima sesión.
-Creo que eso no hace falta decirlo. La instructora de la UCLA ya ha entregado la información necesaria sobre esto a una de sus asistentes. Aparentemente nos veremos la próxima semana –digo y no sé si tratar de sonreír, porque lo que si se perfectamente es que será una sonrisa mas torcida y falsa que las propias provenientes del sarcasmo.

-Entonces así será, señorita Novacek –dice en modo de despedida y percibo un brillo en sus ojos, pero no logro descifrar que tipo de brillos es. Me parecía un brillo perverso.

***

Su gabardina gris de diseñador aun se mueve elegantemente alejándose de mí en mis pensamientos. Aun logro escuchar el sonido de las puertas del ascensor al cerrarse frente a mis ojos, ofreciéndome una última mirada de su espalda mientras el caminaba en dirección contraria a mí. Kaulitz me había dado una impresión tan poco esperada de su apariencia, que mi shock se notaba a leguas. Y, aparentemente, el también lo había notado.
Abro la puerta de la habitación de hotel con la lleva prendida en mi bolsillo del pantalón, para luego simplemente caminar y caer de brazos abiertos en la cama.

-Día duro, ¿eh?  -Hadley me hablo desde su cama, donde ella y Adrianne se encontraban jugando cartas-
-Algo así. El trasnocho me ha pegado fuerte.

-Sí, se nota.
El sentir las suaves y acolchadas sabanas de la cama a mis espaldas, era una bendición ahora que tenía un sueño como para dormir por dos días completos. Solo respirar y sentir. No ver, no oír, no hablar. Solo dormir por la eternidad.

Mi ensoñación alucinada por el sueño fue interrumpida por un jodido olor a nicotina que me llego a las narices. Una nicotina jodidamente fuerte, proveniente de unos cuantos cigarrillos calados, sin duda.
-Hadley, ¿Cuántos cigarrillos te habéis fumado? –la única persona que podría haber estado fumando en esta habitación, era Hadley. El olor se había corrido un poco por la ventana abierta, pero el cuarto había quedado ambientado por unos cuantos Luky Stryke, y solo esperaba que el olor no se esparciera por las ventilas y llegara a recepción. Donde, al darse cuenta del consumo en la habitación 222 del quinto piso, vendrían corriendo como caballos sueltos a echarnos a quien sabe dónde.

-No muchos, ¿por?
-La joda, Hadley. El cuarto ha quedado pringado a un olor asquerosamente fuerte. Pareciera que te hubierais fumado una caja completa.

-Es culpa del maldito aire acondicionado –se quejo- Después que me los fume fue que me acorde de abrir la ventana. Y de paso no encontraba el control del aire.
-Sí, yo fui la que tuvo que abrir la ventana –arrebatio Adrianne- Si fuera por Hadley ya las dos nos hubiéramos muerto por asfixia y exceso de nicotina en el organismo.

-No empieces, Adrianne. Si acaso la que se va a morir de aquí a unos cuantos años soy yo. –dijo Hadley a la vez que barajeaba el mazo de cartas en sus manos- Unos años más y tendré los pulmones echos mierda.
-Sí, y yo también gracias a ti. ¿Acaso no sabes que son los fumadores pasivos? Pues te informo que son los que inhalan nasalmente el humo del…

-Bla, bla, bla –la interrumpió Hadley moviendo su mano al ritmo de los labios de Adrianne.
-Ya dejen las bobadas las dos –me queje, queriendo dormir tranquilamente en silencio- Si acaso, nos moriremos las tres juntas y ya. Fin del tema.

-Amargada. Vieja. Aburrida.
-Ya cállate, Hadley.

-No, porque aun no me has contado cómo te fue en la sesión.
-Me fue bien, ¿vale? Ahora déjame dormir.

-No, porque tu tampoco eres la que se tiene que parar antes que salga el sol para ir a la universidad.
-Hadley, ya deja el drama. ¡Solo quiero dormir, joder!

-Nadie te manda a andar drogándote en bares a horas inimaginables.
Ya estaba. Hadley había logrado sobrepasar el límite de mi poca paciencia haciendo estallar un volcán en mi cabeza. Que los anti-heroes y los Titanes se arrodillaran ante mí, porque el demonio estaba que me llevaba en cuerpo y alma.

-¡Hadley, cierra la boca, joder! ¡¿Qué acaso ya ni drogarme puedo?! Tu tampoco eres ninguna santa –me había levantado al tiro de la cama, aporreándome el cuello con el peso de la Nikon que ahora guindaba en mi espalda.
-¡Si, pero al menos no ando inyectándome heroína con la primera jeringa que me encuentre! ¡¿Acaso quieres morirte de Sida o alguna enfermedad de transmisión sanguínea?! –grito histéricamente, levantándose de la cama ella también-

Hadley y yo estábamos prendiendo la hoguera que llevaría al fuego el contrato de nuestra amistad, haciéndolo cenizas. Una amistad con años de construcción, y reforzada con barreras de hierro y cemento. ¿California hacia esto con todos, o solo con nosotras? ¿No eran suficientes las desgracias en las vidas de cada una? ¿Era malo, acaso, que yo solo aprovechara la buena distribución de drogas en esta ciudad de pecadores? Solo ayudaba a que su tiempo se viera bien distribuido, no solo como una pérdida de tiempo y mercancía. Solo era una persona más que consumía, y eso no tenía nada de malo. Malo era que callera en la adicción.
-¡Ya deja el drama, Hadley! ¡Si me muero será por suicidio o accidentalmente! ¡No por Sida y esas mierdas!

-¡Cállense las dos, jodidas idiotas!

El montón de insultos retrocedió en mi garganta, haciéndome ahogar con ellos. La sangre dejo de correr por mis venas durante un segundo, y durante ese segundo sentí que perdía los pocos colores que llevaba encima. ¿Hacía falta que entraras tu en esta pelea de trágicas idiotas, Adrianne? ¿Tenias que robarme las fuerzas en esta batalla de orgullo, gritos e intimidación? No te vuelvas oscura tú también, por favor. No dejes que te roben esos bellos colores que tienes de aura. No seas como yo.
-¡Maduren, joder! ¡Van a ir a parar en el infierno por permitir que se pierda tal amistad entre ustedes dos!

…Y empezó a llorar.
-¡¿Acaso no ven lo que están haciendo?! ¡¿Acaso no ven lo que se ESTAN haciendo?! ¡Cuánto las ha cambiado California en tan poco tiempo! ¿Tantas malas energías tiene este lugar, acaso? ¿Tan pocas semanas basto para que se mataran a gritos e insultos? ¡Y después yo soy la niña, la infantil! ¡Que les den!

Y, seguidamente, corrió. Corrió y se encerró en el baño, trancando la puerta fuertemente. Hadley inmediatamente despertó de su enmudecimiento y corrió al baño, rogándole desde la puerta que nos perdonara, que estábamos siendo unas infantiles. ¿Yo? Yo me fui. Corrí a la puerta y escape, por segunda vez. Baje corriendo las escaleras y horrorizada salí de esa habitación, de ese hotel, para enseguida darme cuenta de que el sol de la tarde había desaparecido dando paso a la luna, confidente de las noches de pasión, tragedia, de los abusos y de los secretos que la noche guarda.
Ya podía correr a drogarme como alma que se lleva el Diablo. Porque sentía que ya me estaba jalando por los pies.

***

Inclino la cabeza mientras me aprieto el estomago, para luego sentir el asqueroso vomito salir de mi boca. Vomito, sangre, licor, heroína y crack es de lo único que estoy hecha en este momento. Mi cabeza pulsa y no distingo las formas en mi camino. Estoy borracha y colocada, expuesta a los peligros de las afueras y no pienso defenderme si algo atenta en mi contra.
El vomito siguió fluyendo como agua de mi boca, cayendo en el piso como una mezcla de colores entremezclados e indistinguibles. Desde acá arriba puedo ver claramente los restos de mi desayuno y sangre. Lo próximo que siento fluir es definitivamente alcohol, puro alcohol del malo y barato. ¿Sera posible vomitar ese polvito blanco llamado crack?

Cuando el vomito ya hubo parado, dejándome como una pluma en el aire, seguí caminando sin rumbo fijo alejándome cada vez mas de ese bar de mala muerte en el que había caído.
Una fuerte brisa se dio lugar y me abrace a mi misma temiendo irme con el viento. Cabe decir que no recordaba la última vez que había estado tan colocada, al igual que tampoco recordaba que fuera tan genial; poder tener el suficiente valor para mandar todo a la mierda sin importancia alguna, sentirte una pluma, poder decir incoherencias como lo más normal, pero lo mejor de todo: sentir que no existes.

Sentir que no existes y que no le importas a nadie. Sentir que no eres nadie. Pasar al lado de las personas como una simple ráfaga de viento. Sentir que todo se puede derrumbar a tu alrededor, pero que no lo necesitas. Una ráfaga de aire no necesita nada para poder vivir.
¡Piiiiiiiiihhh…!

Un ruido ensordecedor se escucho y trate de buscar con la mirada de donde provenía. En cuanto note aquella luz dándome de golpe en la cara, cegándome momentáneamente, lo comprendí.
Estaba en mitad de la carretera y algo estaba a punto de echarse encima de mí.

Cerré los ojos con fuerza y solo me quedo quedarme quieta, esperando el impacto. Ni siquiera me dio tiempo de ponerme a temblar cuando aquello que iba directo a mi produjo un sonido extraño, mas ensordecedor que el primero. El ruido de unas ruedas intentado frenar a tiempo…y lo consiguieron.

-¡¿Qué mierda te pasa?!
Abrí los ojos de golpe e inmediatamente mi primer acto fue mirar a los lados, tratando de ver si me encontraba en el cielo o el infierno. Tal vez este lugar fuera el purgatorio, porque era muy parecido a la calle de California en la que había muerto.

-¡¿Estas ciega o acaso no sabes que por las carreteras pasan carros?! ¿Eh?
Probablemente aun no había muerto, y seguía en las calles de California, no en el cielo, el infierno o el purgatorio.

-… ¿Novacek?
Y ahí fue cuando aterrice de culo en la realidad. No estaba muerta, seguía viva. Y esa voz que me había sacado de mi ensoñación me era muy familiar.

-¿Kaulitz?
~~~~~~~~~~~~~~~~~~Continuara~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
¡Hola queridas lectoras! ¡Al fin las puedo dejar en suspenso con un capitulo! x'3 Me plazco de informarles que a partir de este capitulo la historia arranca, pasando por muchos temas cuales no nombrare:3
En fin, espero y este capitulo les sea de su agrado, ya que, como pueden ver, esta a sido la primera aparicion de Tom (Antes conocido como el "Empresario Anonimo") En la historia.
Y, Jennifer, muchas gracias linda por tu consejo, o verso, ¡como se le diga! En si, tienes toda la razon, solo espero que si es asi, Dios me quite rapido esta soga que me tienen atada al cuello.
Bueno, a las nuevas lectoras ¡Bienvenidas! Espero y esta historia les sea de su agrado:)

PD: "¡Los Twins ya tienen 24! x'3"

-Comenten mucho. Se me cuidan. Besos. ¡Au revoir! *u*7
 

 

5 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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    1. He eliminado tu comentario por equivocacion._. ¡Maldito teclado tactil! >n<

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  2. Me encantooo!! Al fin ya salio Tom :)
    y justo casi la atropellaaa esta buenizimaaaa ..
    Nuri ya extrañabaaaa la fic..

    De nada todos tus problemas dejaselos a Dios confia en el no mas..
    Siguela pronto estoy ansiosa por leer mas ..

    Bye cuidate

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  3. Respuestas
    1. ¡Jennifer, querida! Revisa tu Gmail.

      ¡Muy agradecida contigo! ^w^

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